La terminé en enero de 2007.
Esta pintura me costó mucho trabajo. Recuerdo que es una de las obras que me costó más trabajo, ya que no me convencía el resultado y cambiaba cosas y hacía pruebas y nada, para nada.
El profesor de pintura, que para eso es profesor porque sabe mucho, me dijo que oscureciera el fondo del río en la zona de las sombras. Esto hizo que el resto del río luciera brillantemente y que la composición ganara en variedad cromática. Ahora sí que dice algo.
Me gustan los colores, así que a pintar flores de colores encima del verde. Con alegría y a disfrutar.
En la parte derecha quise pintar una roca con una forma singular que está en el jardín de mi casa. No hubo manera. Después de muchos intentos y correcciones, la roca fue borrada. No acababa de encajar. No, para nada.
Esto es una cosa buena que tiene la pintura, que te da libertad para poner y quitar, cambiar las formas y los colores, hacer lo que quieras. Lo importante es que cuando lo tengas terminado pienses "qué bien me ha quedado y qué bien me lo he pasado pintándolo"
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