Exposición de obras de Turner en el Museo del Prado en Madrid, junio de 2010. Turner es uno de mis pintores favoritos, así que me las arreglé para organizar un viaje y allí estaba yo, más feliz que un niño con zapatos nuevos.
Muy buena exposición. Me llamó mucho la atención esta obra que decidí pintar. Se titula Chateau de St. Michael Bonneville, Savoy. En parte me decidí por éste porque otros que me gustaron mucho excedían de mis capacidades y no está uno para pasarlo mal pintando. Es un paisaje que pintó Turner cuando cruzaba Suiza de camino a Italia.
Así es como quedó:
Lo terminé en junio de 2011. Un año después de la exposición. No es que sea precisamente un pintor prolijo.
Me costó trabajo conseguir la muestra. Sólo tenía una foto muy chica del catálogo de la exposición. Busqué por internet, pero es una obra de las menos famosas y no conseguí una foto con la calidad suficiente. Llegué a localizar el museo en el que se expone de forma permanente, que resultó ser uno de Nueva York. Les mandé un e-mail en mi "perfecto" inglés pidiendo una foto. Mi esperanza era que amablemente hicieran una foto y me la enviaran por e-mail. Me contestaron que me vendían el poster. Al principio les dije que OK, pero después resultó había que añadir los costes de embalaje, envío y aduana, con lo que se duplicaba el precio. Reflexionando sobre este tema decidí que mi imaginación y dotes artísticas compensaran la baja calidad de las fotos que tenía, así que amablemente rechacé el intercambio comercial. Fue una experiencia interesante intercambiar mensajes con varias personas del museo.
Me costó trabajo conseguir la muestra. Sólo tenía una foto muy chica del catálogo de la exposición. Busqué por internet, pero es una obra de las menos famosas y no conseguí una foto con la calidad suficiente. Llegué a localizar el museo en el que se expone de forma permanente, que resultó ser uno de Nueva York. Les mandé un e-mail en mi "perfecto" inglés pidiendo una foto. Mi esperanza era que amablemente hicieran una foto y me la enviaran por e-mail. Me contestaron que me vendían el poster. Al principio les dije que OK, pero después resultó había que añadir los costes de embalaje, envío y aduana, con lo que se duplicaba el precio. Reflexionando sobre este tema decidí que mi imaginación y dotes artísticas compensaran la baja calidad de las fotos que tenía, así que amablemente rechacé el intercambio comercial. Fue una experiencia interesante intercambiar mensajes con varias personas del museo.
Volviendo a la pintura, lo que me atrajo fue la variedad de colores (verdes, ocres, azules), la profundidad, la perspectiva con el camino intencionadamente desplazada del centro, la oscuridad del edificio de la derecha que hace que resalte la claridad a la izquierda. Cómo las sombras y la luz varía el color de las cosas. Y la mujer andando sola, que da vida a la composición.
Cuando pinto, me imagino cómo la persona que vea la pintura por primera vez recorrerá su vista por el cuadro. Pienso que ésto es importante porque el efecto o sensación que perciba será mejor si en este recorrido va descubriendo cosas que le gusten.
Creo que en esta pintura, lo primero es seguir con la vista el camino hasta el final. Después la vista se eleva hasta la montaña del fondo, pasando por los bosques de variados tonos verdes. El cielo, las nubes, la montaña de la derecha, inmensa, imponente, la vista cae al valle, al pueblo. Ahora uno se empieza a fijar en los detalles, el campanario de la Iglesia, el río, los campos de cultivo, el edificio algo misterioso de la derecha. Por el título sé que es un molino, pero podría ser un castillo. Y la mujer ¿a dónde irá?
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